Pueblo
otomí
Hñähñú, ñacaltura otomiñhó, ñathö, ñ'yühü
Otomí |
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Fragmento del diseño de un quexquémitl bordado, de la Sierra Norte de Puebla, México. |
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Población total
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646.8751
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Idioma
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Otomí y español
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Religión
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Mayoritariamente católica
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Etnias relacionadas
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Mazahua, matlatzinca, pame,jonaz
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Para la lengua de este pueblo indígena mexicano,
véase idioma otomí.
El otomí es un pueblo
indígena que habita un territorio discontinuo en el centro de
México. Está emparentado lingüísticamente con el resto de los pueblos de
habla otomangueana,
cuyos antepasados han ocupado la Altiplanicie
Mexicana desde varios milenios antes de la era cristiana.[cita requerida] Actualmente,
los otomíes habitan un territorio fragmentado que va del norte deGuanajuato, al oriente
de Michoacán y al
sureste de Tlaxcala.
Sin embargo, la mayor parte de ellos se concentra en los estados de Hidalgo, México y Querétaro.
De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Nacional para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas de México, la población étnica2 otomí sumaba
646.875 personas en la República Mexicana en el año 2000, lo que les convierte
en el quinto pueblo indígena más numeroso del país. De ellos, sólo un poco más
de la mitad hablaban el otomí. Al respecto, cabe
decir que la lengua otomí presenta un alto grado de diversificación interna, de
modo que los hablantes de una variedad suelen tener dificultades para
comprender a quienes hablan otra lengua. De ahí que los nombres con los que los
otomíes se llaman a sí mismos son numerosos: ñätho (valle de Toluca), hñähñu (valle del Mezquital), ñäñho (Santiago
Mezquititlán en el Sur de Querétaro) y ñ'yühü (Sierra Norte de
Puebla, Pahuatlán)
son algunos de los gentilicios que los otomíes emplean para llamarse a sí
mismos en sus propias lenguas, aunque es frecuente que, cuando hablan en
español, empleen el etnónimo otomí, de origen náhuatl.3
Origen del gentilicio otomí
Como ocurre con la mayor parte de los etnónimos empleados
para referirse a los pueblos indígenas de México, el término otomí no
es nativo del pueblo al que hace referencia.Otomí es un término de
origen náhuatl que deriva
de otómitl,4 palabra que en la
lengua de los antiguos mexicas quiere decir quien camina con flechas,5 aunque autores comoWigberto Jiménez Moreno lo
hayan traducido como flechador de pájaros.
Territorio étnico
El territorio étnico6 de los otomíes ha
sido históricamente el centro de México. Desde la época precolombina, los
pueblos de habla otomangueana han habitado esa región y se les considera como
pueblos nativos de las tierras altas mexicanas. De acuerdo con el cálculo de
Duverger, es posible que los pueblos otomangueanos se hayan encontrado en
Mesoamérica por lo menos desde el inicio del proceso de sedentarización, el
cual tuvo lugar en el octavo milenio antes de la era cristiana.7 La ocupación
otomangue del centro de México remite entonces al hecho de que las cadenas
lingüísticas entre las lenguas otomangueanas se hallen más o menos intactas, de
modo que los miembros lingüísticamente más cercanos de la familia se encuentre
también próximos en el sentido espacial. La primera fractura del grupo
otomangueano ocurrió al separarse las lenguas orientales de las lenguas
occidentales. El brazo occidental está compuesto por dos grandes ramas: los
pueblos de habla tlapaneco-mangueana y los de habla oto-pame. Entre estos
últimos se encuentran los otomíes, asentados en el Altiplano Central mexicano
junto con el resto de los pueblos que forman parte de la misma rama
otomangueana —mazahuas, matlatzincas, tlahuicas,chichimecas jonaces y pames—.8
Los otomíes en la actualidad ocupan un territorio
fragmentado que se extiende por los estados de México, Hidalgo, Querétaro,
Guanajuato, Michoacán, Tlaxcala, Puebla y Veracruz. Todos estos estados se
encuentran en el corazón de la República Mexicana y concentran la mayor parte
de la población del país. De acuerdo con los espacios con mayores
concentraciones de población otomí, este pueblo puede agruparse en cuatro
vertientes: el Valle del Mezquital,
laSierra Madre
Oriental, el Semidesierto queretano y el norte del estado de México.
Aislados de estos grandes grupos que concentran alrededor del 80% del total de
miembros de este pueblo indígena se encuentran los otomíes de Zitácuaro (Michoacán),
los de Tierra
Blanca (Guanajuato) y los que aún quedan en Ixtenco (Tlaxcala). Por el
territorio en el que se encuentran, los otomíes viven en una intensa relación
con las grandes metrópolis como la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, la
ciudad de Puebla, Toluca ySantiago de
Querétaro, sitios a donde muchos de ellos han tenido que emigrar en
busca de mejores oportunidades de trabajo.
Mujeres otomíes con su vestimenta tradicional enTequisquiapan.
En cada estado la vestimenta femenina y masculina varía
según las condiciones climáticas:
La vestimenta tradicional, de las mujeres del grupo otomí
en el estado de México, consiste en un chincuete o enredo de lana o de manta
muy amplio y largo, a manera de falda, de color blanco, azul, amarillo, negro,
con líneas verdes, anaranjadas y amarillas; y una blusa de manta o de popelina
de color blanco, de manga corta, con bordados de flores. Es característico de
la indumentaria otomí el uso del quexquémetl, de algodón o lana en varios
colores y toda la ropa es adornada con bordados de adornos florales.9
La vestimenta femenina en el estado de Tlaxcala, consiste
en un chincuete de lana que suele ser de color negro, una blusa bordada con
motivos florales y animales sobre el cuello y en los brazos de la blusa. Se usa
el ceñidor bordado para sujetar el chincuete, el rebozo y los huaraches.
Los
otomíes forman parte del grupo otomangue y de la familia lingüística otomí-pame,
la cual se divide a su vez en dos grupos: por un lado los otomíes, mazahuas,
matlatzincas y ocuiltecos, por otro, los pames y chichimeco-jonaz. Los otomíes
se encuentran entre los más antiguos pobladores sedentarios que permanecieron
en la Meseta Central. En el siglo XVI (asño 1300) los otomíes eran más
importantes que los náhuatl.
Los
otomíes se asentaron en diversas regiones del Altiplano Central: alrededores
del Nevado de Toluca, el Norte de Toluca, en la Provincia de Xillotepec, Tula,
Sierra de las Cruces (Quauhtlalpan), el Norte del Valle de México (Teotlalpan),
el Valle del Mezquital, Metztitlan y Acolhuacan.
Los
otomíes son de origen muy antiguo y estaban relacionados con los olmecas de
Nonoalco y los Penome Chocho-Popolocas del Altiplano. En el siglo VII se les
encuentra sedentarios y forman pueblos en el valle de Tula. Para el siglo VIII
los otomíes se asentaron en el valle de Tula donde
Es muy posible que los ancestros de los otomíes hayan
ocupado el centro de México desde hace por lo menos cinco milenios, por lo que
habrían participado en el florecimiento de las primeras urbes mesoamericanas.
En la imagen, figurillas de cerámica relacionadas con el culto a la fertilidad.
Proceden de Tlapacoya (estado de México). Cultura preclásica del Centro de
México.
Hacia el quinto milenio antes de la era cristiana, los
pueblos de habla otomangueana formaban una gran unidad. La diversificación de
las lenguas y su expansión geográfica a partir del que se ha propuesto como
su urheimat,11 es decir, el valle (actualmente
en Puebla)12 debió ocurrir
después de la domesticación de la trinidad agrícola mesoamericana, compuesta
por maíz, frijol y chile. Esto se establece
con base en la gran cantidad de cognados que existen en las lenguas
otomangueanas en el repertorio de palabras alusivas a la agricultura. Después
del desarrollo de una incipiente agricultura, la proto-otomangue dio origen a dos lenguas
diferenciadas que constituyen los antecedentes de los actuales grupos oriental
y occidental de la familia otomangueana. Siguiendo con la evidencia
lingüística, parece probable que los oto-pames —miembros de la rama occidental—
hayan llegado a la Cuenca de México alrededor del cuarto milenio antes de la
era cristiana y que, en contra de lo que sostienen algunos autores, no hayan
migrado del norte sino del sur.
En ese sentido, es plausible que durante mucho tiempo la
población del centro de México haya formado parte de la familia de pueblos
hablantes de lenguas otomangueanas. A partir del Preclásico (ss.
XXV a. C.-I d. C.), el grupo lingüístico otopameano se
comenzó a fragmentar cada vez más, de tal manera que hacia el Período
Clásico el otomí y el mazahua ya eran lenguas distintas. Si las
cadenas lingüísticas del grupo otopame se encuentran concentradas y más o menos
intactas8en el centro de México,
es posible que los grupos otomangueanos hayan ocupado sus actuales territorios
étnicos desde hace mucho tiempo, lo que llevaría a revaluar su participación en
el florecimiento de poblaciones como Cuicuilco, Ticomán,Tlatilco, Tlapacoya y otras
durante el Período Preclásico; pero especialmente en el desarrollo de la gran ciudad
de Teotihuacan. Aunque son
varios los autores que coinciden en que la población del Valle de México
durante el florecimiento de Teotihuacan era principalmente otomiana, se resisten
a aceptar que también los gobernantes de la metrópoli pudieron formar parte del
mismo grupo lingüístico.
La caída de Teotihuacan es un hito que señala el fin del
Clásico en Mesoamérica. Los cambios en las redes políticas a nivel
mesoamericano, las disputas entre los pequeños estados rivales y los
movimientos de población derivados por las prolongadas sequías en el norte de
Mesoamérica facilitaron la llegada de nuevos pobladores al centro de México.
Por esta época tiene lugar la llegada de grandes grupos de habla náhuatl que
comenzaron a desplazar a los otomíes hacia el oriente. Estos llegaron entonces
a laSierra Madre
Oriental y a algunas zonas del valle
de Puebla-Tlaxcala. En los siglos siguientes, en el territorio otomí
se desarrollaron grandes estados encabezados por los pueblos nahuas. Alrededor
del siglo IX, los toltecas
convirtieron a Tula (Mähñem'ì en
otomí) en una de las principales ciudades de Mesoamérica. Esta ciudad concentró
una buena parte de la población del valle del Mezquital, de filiación otomí;
aunque muchos de ellos siguieron refugiándose al sur y al oriente, en el estado
de México y la Sierra Madre Oriental.
El florecimiento del estado tepaneca de Azcapotzalco en la
cuenca lacustre del valle de México llevó a este pueblo a expandirse hacia el
occidente, ocupando el territorio que tradicionalmente había sido ocupado por
los pueblos otomí, mazahua, matlatzinca y atzinca. De este modo, los
pueblos otomianos cayeron en la órbita de poder de los nahuas que habían
ocupado la cuenca de México. Tras la derrota de Azcapotzalco ante la alianza de
México-Tenochtitlan y Texcoco, los dominios de los tepanecas en el poniente del
actual estado de México fueron asignados a Tlacopan. El territorio de
los otomíes se encontraba precisamente en la zona donde confluían los dominios
de los mexicas y sus aliados al oriente y de los tarascos de Michoacán al
poniente. Cuando los españoles llegaron al centro de México, esta zona era
habitada por diversos grupos étnicos que con frecuencia se mezclaban para
formar una localidad. Es por ello que los cronistas de Indias reportaron
que en Tlacopan se hablaba otomí, náhuatl, chocho, matlatzinca y mazahua.
Wright Carr señala que:
Lejos de ser un pueblo dominado, los otomíes formaban
parte esencial del panorama político, militar, económico y social del Centro de
México.15
Conquista
Los otomíes entraron en la historia de la Conquista de México cuando
los españoles llegaron a la región dominada por los tlaxcaltecas. Como se ha
dicho anteriormente, los otomíes llegaron a la región de Puebla-Tlaxcala
durante el período Posclásico Temprano, cuando su territorio original fue
invadido por los nahuas procedentes del occidente y el norte de Mesoamérica.16 En la región del
valle de Tlaxcala convivieron con los señoríos de la llamada "Señorío de Tlaxcala",
una confederación dominada por tribus nahuas y opuesta a los mexicas y sus
aliados. Los tlaxcaltecas eran aliados militares de los otomíes de Tecóac,
a quienes se reconocía como un pueblo con grandes habilidades para la guerra.
De acuerdo con el Códice Florentino los
otomíes fueron atacados por los españoles:
Y cuando a Tecoac llegaron, fue en tierra de
tlaxcaltecas, en donde estaban poblando sus otomíes. Pues esos otomíes les
salieron al encuentro en son de guerra; con escudos les dieron la bienvenida.
Pero a los otomíes de Tecoac muy bien los arruinaron, totalmente los vencieron. Los dividieron en bandas, hubo división de grupos. Los cañonearon, los asediaron con la espada, los flecharon con sus arcos. Y no unos pocos sólo, sino todos perecieron.
Y cuando Tecoac fue derrotado, los tlaxcaltecas lo oyeron, lo supieron: se les dijo. Mucho se amedrentaron, sintieron ansias de muerte. Les sobre vino gran miedo, y de temor se llenaron.17
Pero a los otomíes de Tecoac muy bien los arruinaron, totalmente los vencieron. Los dividieron en bandas, hubo división de grupos. Los cañonearon, los asediaron con la espada, los flecharon con sus arcos. Y no unos pocos sólo, sino todos perecieron.
Y cuando Tecoac fue derrotado, los tlaxcaltecas lo oyeron, lo supieron: se les dijo. Mucho se amedrentaron, sintieron ansias de muerte. Les sobre vino gran miedo, y de temor se llenaron.17
De acuerdo con la versión de los informantes de Sahagún,
al ver la ruina de los otomíes de Tecóac los tlaxcaltecas decidieron aliarse
con los españoles.
De hecho los otomies jugaron un papel muy destacado; pero
poco reconocido en la Conquista de México. Luego de la derrota del ejército de
Cortés en el episodio de la Noche Triste, los otomíes
del pueblo de Teocalhueyacan visitaron
a Cortés un día después por el rumbo de Naucalpan. En este
encuentro, los españoles recibieron comida y una promesa de alianza y refugio
en la zona de Teocalhueyacan. Los españoles visitaron este poblado y
permanecieron en él por cerca de diez días, recomponiendo fuerzas militares y
alianzas de carácter político. A instancias de este grupo de otomíes, Cortés
atacó por sorpresa y masacró a los nahuas de Calacoaya el 2 de julio de 1520, aliados de la Triple Alianza y
enemigos de los otomíes. Esta fue la segunda acción militar de los españoles en
el Valle de México,
esta vez exitosa y contando con la complicidad de los otomíes de
Teocalhueyacan. Luego de recomponerse, los españoles partieron rumbo al
territorio aliado de Tlaxcala; pero en el camino se enfrentaron nuevamente con
los mexicas en la Batalla de Otumba.
En esta ocasión salieron triunfantes y para ello debieron contar muy
probablemente con la ayuda de los otomíes, tanto de Tlaxcala como de
Teocalhueyacan.
Murales del Templo de San Miguel Arcángel en Ixmiquilpan
(Hidalgo).
Los otomíes fueron cristianizados en los años siguientes
a la Conquista de Tenochtitlán. Las primeras tareas de evangelización corrieron
a cargo de los franciscanos,
concentrados en las provincias de Mandenxhí (Xilotepec) y Mäñhemí (Tula), donde realizaron su
labor entre los años de 1530 a 1541. En 1548 la orden de los agustinos aprobó la
creación de los conventos de Atocpan e Ixmiquilpan. El convento
de Ixmiquilpan destaca porque sus murales (realizados en la segunda mitad del
siglo XVI) presentan un tema netamente indígena (el de laguerra sagrada) en un
panorama de elementos relacionados con la mitología cristiana. Con la
cristianización de los otomíes se inicia también el proceso de adaptación de
las formas de organización política europeas, que dieron origen a la
organización de las comunidades indígenas en mayordomías, que, en casos
como el de los otomíes de Ixtenco (Tlaxcala) constituyen uno de los pocos
elementos de identidad étnica que aún conservan. De modo paralelo a este
proceso de aculturación,
en otras partes del centro de México el franciscanoBernardino de
Sahagún hacía indagaciones entre los pueblos nahuas. Los
informantes de Sahagún expusieron el modo en que los nahuas veían a los otomíes
antes de la llegada de los españoles, de los que dijeron "no carecían de
policía, vivían en poblado; tenían su república".
Los frailes franciscanos levantaron un gran convento, el
de Corpus Christi en Tlalnepantla en 1550 y en una de sus puertas laterales
llamada porciúncula se lee que fue construido por igual por los pueblos locales
nahuas y otomíes ahora cristianizados y sometidos por igual a la corona
española. Este convento fue edificado en un sitio que quedaba a mitad de camino
entre los dos grandes poblados de Tenayuca(mexica) y Teocalhueyacan (otomí).
El teocalli de Tenayuca
sobrevive hasta nuestros días; pero el de Teocalhueyacan no. Dado que se sabe
que las piedras aportadas para la construcción por los otomíes eran de color
gris, es posible que estas sean justamente las piedras del desaparecido
teocalli de Teocalhueyacan, paradójicamente los de Teocalhueyacan fueron unos
de los primeros aliados de Cortés en el Valle de México.
Durante la Colonia, los frailes hicieron una gran labor
de investigación sobre las culturas y las lenguas indígenas. Sin embargo, en
comparación con el caso de los pueblos de habla náhuatl, los documentos producidos
acerca de los otomíes son realmente pocos. Luis de Neve y Molina publicó
en 1797 unas Reglas
de orthographia, diccionario, y arte del idioma othomí, que fueron
redescubiertas en 1989. Este documento se suma a otros manuscritos que fueron
producidos con antelación en el centro de México. Quizá el más conocido de
ellos sea el Códice de Huamantla, que fue realizado en la
región de Tlaxcala en el siglo XVI y
habla sobre la historia de los otomíes desde la época prehispánica hasta la
Conquista. Otro documento de igual importancia es el Códice de Huichapan,
procedente del valle del Mezquital y realizado por el otomí Juan de San
Francisco a final del siglo XVI.20
El arribo de los españoles a Mesoamérica significó el
sometimiento de los pueblos indígenas al dominio de los recién llegados. Hacia
la década de 1530, todas las comunidades otomíes del Valle del Mezquital y
la Barranca de Meztitlán habían sido
repartidas en encomiendas.
Posteriormente, al modificarse la legislación española, aparecieron las
llamadas repúblicas
de indios, sistemas de organización política que permitieron cierta
autonomía de las comunidades otomíes con respecto a las poblaciones
hispano-mestizas. La creación de estas repúblicas de indios, el fortalecimiento
de los cabildos indígenas y el reconocimiento de la posesión de las tierras
comunales por parte del Estado español fueron elementos que permitieron a los
otomíes conservar su lengua y, hasta cierto punto, su cultura indígena. Sin
embargo, especialmente en lo que respecta a la posesión de la tierra, las
comunidades indígenas padecieron despojos a lo largo de los tres siglos de
colonización española.21
Al mismo tiempo que los españoles iban ocupando los
antiguos asentamientos otomíes —como es el caso de la actual ciudad de Salamanca (Guanajuato), fundada en el
asentamiento otomí de Xidóo ("Lugar de tepetates") en 1603 por
decreto de Gaspar
de Zúñiga y Acevedo, virrey de Nueva España22 —, algunas
familias otomíes fueron obligadas a acompañar a los españoles en la conquista
de los territorios al norte de Mesoamérica, ocupados por los belicosos pueblos
aridoamericanos. Fueron colonizadores los otomíes que se asentaron en ciudades
como San Miguel el Grande y
otras ciudades de El Bajío.
De hecho, el proceso de colonización de este territorio fue esencialmente obra
de los otomíes, teniendo como punta de lanza el señorío de Xilotepec. En El Bajío los
otomíes sirvieron como puente para la sedentarización y cristianización de los
pueblos nómadas, que terminaron siendo asimilados o exterminados por la fuerza.
La importancia de El Bajío en la economía de la Nueva España le
convirtió en un escenario donde confluyeron posteriormente distintos grupos
étnicos, incluidos los migrantes tlaxcaltecas, los purépechas y los españoles,
que finalmente terminarían por sobreponerse a todos los grupos indígenas que
les apoyaron en la conquista de este territorio que había sido el hábitat de
numerosos pueblos clasificados como chichimeca. Sin embargo,
hasta el siglo XIX, la población otomí en El Bajío era todavía un componente
principal, y algunos de sus descendientes permanecen en municipios como Tierra
Blanca, San José Iturbide y San Miguel de
Allende.23 Los movimientos de
la población otomí continuaron a lo largo de toda la época colonial. Por
ejemplo, en San Luis Potosí, un total de 35 familias
otomíes fueron llevadas a la fuerza para ocupar la periferia de la ciudad y
defenderla de los ataques de los indígenas nómadas de la región en 1711.24 En varios lugares,
la población otomí fue diezmada no sólo por las migraciones forzadas o
consentidas, sino por las constantes epidemias que padecieron los indígenas
mesoamericanos tras la Conquista. Numerosas comunidades fueron arrasadas entre
los siglos XVI y XVIII a causa de las enfermedades.25
La sumisión al dominio español por parte de los otomíes
no fue nunca total. Durante el siglo XVII se
sucedieron un gran número de conflictos originados por las diferencias entre
españoles e indígenas. En Querétaro —cuya población otomí había sido asimilada
o relegada de las tierras de mejor calidad por el empuje de la españolización
del Bajío— hubo una rebelión en 1735 en la capital de la
provincia originada por la escasez de granos para la población.
Posteriormente, entre 1767 y 1785, los otomíes de Tolimán se lanzaron contra las haciendas
vecinas que habían despojado a la comunidad indígena de sus terrenos. La
tensión originada por la reocupación de las tierras que los hacendados habían
obtenido mediante la invasión de las tierras de las comunidades desembocó en un
nuevo conflicto en la región de Tolimán en 1806. Para poner fin a la disputa, fue
necesario que el Corregidor de Querétaro interviniera y pusiera en prisión a
los líderes de la rebelión. Sin embargo, sólo dos años más tarde la violencia
volvió a estallar en Tolimán, y los indígenas ocuparon nuevamente las tierras
de que habían sido despojados.26
Venta de artesanía otomí en El Arenal (Hidalgo).
En general, los indígenas de México permanecieron
indiferentes a la Guerra de Independencia, sin embargo, en el
valle del Mezquital varios insurgentes consiguieron aliarse con los grupos
otomníes de la zona, que veían en la rebelión una manera de deshacerse del
dominio de los criollos y peninsulares, quienes se habían apropiado de grandes
extensiones de tierra en el valle y otras zonas del actual estado de Hidalgo
donde los otomíes estaban asentados. Eran otomíes quienes apoyaron a Julián
Villagrán y a José Francisco Osorio, que controlaron el norte
de la intendencia de México durante varios años al principio de la guerra. Al
finalizar la guerra, el país se vio envuelto en una serie de rebeliones
internas que también arrastraron a los pueblos indígenas. Las reformas
liberales de los gobiernos deValentín Gómez
Farías y Benito Juárez ocasionaron
la pérdida de la personalidad jurídica que habían tenido las comunidades
indígenas durante la Colonia. La aplicación de las leyes de desamortización de
la tierra provocaron un conflicto agrario en el norte del estado de México
—correspondiente en la actualidad al territorio de Hidalgo— desde Huejutla hasta Meztitlán,
protagonizado por las comunidades otomíes y nahuas que se vieron despojadas de
sus tierras.
Muchos afirman que dentro de la historia de México,
los otomíes son los grandes olvidados aunque en los lugares que poblaron
grandes ciudades fueron erigidas como Teotihuacán, Tula y Cuicuilco. Una de las
razones que más se esgrimen para justificar este hecho es que los otomíes
conforman un grupo muy heterogéneo y resulta realmente dificultoso determinar
qué aportaciones realizó cada uno.
Se sabe con certeza que hacia el año 5000 a.C. los otomíes ya estaban asentados en el territorio mesoamericano y que hasta el año 8.000 a.C. compartieron una misma lengua. Es precisamente cuando logran dominar la agricultura cuando comienzan su expansión geográfica y surgen los primeros cambios en la lengua. Esto se lo pudo deducir del hecho que los diferentes dialectos otomíes presentan gran cantidad de palabras en común que hacen referencia a términos agrícolas.
Ya en el período Preclásico (siglos XXV a.C. a I d.C.) cuando la lengua otomí se divide de manera total.
La expansión hacia el orienta se inicia con un hecho muy señalado dentro de la historia de México y que de hecho, marcó el fin del período clásico: la caída de Teotihuacán. En esas épocas, como consecuencia de las grandes sequías que se produjeron en la región muchos pueblos emigran hacia la zona central de México y desplazan a los otomíes quienes se dirigieron hacia el Valle de Puebla Tlaxcala y a la Sierra Madre Oriental.
Con el pasar de los siglos, dentro del territorio otomí nacieron estados muy importantes que se encontraban liderados por pueblos nahuas. Un ejemplo de ello, es la ciudad de Tula que estaba dominada por toltecas pero su población estaba compuesta en un porcentaje importante por otomíes.
Se sabe con certeza que hacia el año 5000 a.C. los otomíes ya estaban asentados en el territorio mesoamericano y que hasta el año 8.000 a.C. compartieron una misma lengua. Es precisamente cuando logran dominar la agricultura cuando comienzan su expansión geográfica y surgen los primeros cambios en la lengua. Esto se lo pudo deducir del hecho que los diferentes dialectos otomíes presentan gran cantidad de palabras en común que hacen referencia a términos agrícolas.
Ya en el período Preclásico (siglos XXV a.C. a I d.C.) cuando la lengua otomí se divide de manera total.
La expansión hacia el orienta se inicia con un hecho muy señalado dentro de la historia de México y que de hecho, marcó el fin del período clásico: la caída de Teotihuacán. En esas épocas, como consecuencia de las grandes sequías que se produjeron en la región muchos pueblos emigran hacia la zona central de México y desplazan a los otomíes quienes se dirigieron hacia el Valle de Puebla Tlaxcala y a la Sierra Madre Oriental.
Con el pasar de los siglos, dentro del territorio otomí nacieron estados muy importantes que se encontraban liderados por pueblos nahuas. Un ejemplo de ello, es la ciudad de Tula que estaba dominada por toltecas pero su población estaba compuesta en un porcentaje importante por otomíes.
Época de la conquista
Los otomíes se convirtieron en grandes aliados de los españoles luego de la batalla conocida como la Noche Triste. Sus guerreros fueron importantes para la derrota definitiva de los nahuas.
Posteriormente los otomíes fueron cristianizados por monjes franciscanos que se asentaron en los territorios de Mandenxhí y Mañhemi (Tula). También absorbieron influencias de orden político y social.
Durante la época de la colonia no se realizaron muchas acerca de la lengua y cultura otomí siendo el códice de Huamantla la única fuente de datos que existe sobre esta etnia. Otro códice importante es el de Huichapan.
Cultura otomí
Un oficio en el cual se destacaron fue en el arte de tejer. En cuanto a obras arquitectónicas o trabajos en piedras o cerámicas no llegaron hasta el día de hoy vestigios de estos.
Otomí
|
|
Hñähñu, Ñätho, Ñäñho, Ñ'yühü, Hñotho, Hñähü, Hñätho,
Yųhų, Yųhmų, Ñųhų, Ñǫthǫ, Ñañhų
|
|
Hablado en
|
|
Región
|
Estado de México, Hidalgo,Querétaro, Guanajuato, Puebla,Distrito Federal, Tlaxcala, Veracruz,Michoacán, y San Luis Potosí.
|
Hablantes
|
327.319
Nativos[mostrar]
Otros[mostrar]
|
Puesto
|
No en los 100 mayores(Ethnologue, 2013)
|
Familia
|
Lenguas otomangue
Otomangueanas occidentales Oto-pame
Idioma otomí
|
Estatus oficial
|
|
Oficial en
|
En México tiene
reconocimiento como lengua nacional [2]
|
Regulado por
|
SEP
|

El idioma otomí es una lengua indígena de México,
hablada por un grupo ampliamente conocido como otomí (los indígenas
otomíes del Valle del Mezquital también la denominan hñähñú en su
propia lengua). El otomí es una lengua mesoamericana y muestra varios de los
rasgos característicos del área lingüística mesoamericana. Según la Ley de
Derechos Lingüísticos de México, el otomí es reconocido como una lengua nacional, junto a otros sesenta y dos
idiomas indígenas y el idioma español. De
derecho, tiene la misma validez teórica en el país.1 Por su número de
hablantes, el otomí es la séptima lengua indígena más hablada en México,
después del náhuatl,
el maya yucateco,
el zapoteco,
el mixteco,
el tzotzil y
el tzeltal;
sin embargo, este dato es solamente indicativo, pues en realidad “idioma otomí”
debe tomarse como “familia de lenguas otomíes”, ya que existen muchas
variantes.
Índice
]
Hablantes[
La lengua otomí (hñahñü) es hablada por 291.722 (17.212
[5.9%] monolingües) según el XII Censo General de Población y Vivienda
del Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática de México, repartidas en varios
Estados: Hidalgo, Distrito Federal, Veracruz, Querétaro, Puebla, Yucatán, Michoacán, Tlaxcala, Guanajuato, San Luis Potosí, Campeche, Quintana Roo,Morelos y Estado de México.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas (CDI), sólo el 50,6% de la población
otomí habla su lengua propia. En el año 1995, esta proporción correspondía a un total
de 327.319 hablantes de las lenguas otomíes en toda la República Mexicana.2 El cálculo anterior
corresponde a un cálculo de la CDI en el que se pretende incluir a los menores
de cinco años que hablan otomí, que en los conteos de población mexicanos no
son contemplados. De acuerdo con el I Conteo de Población de 1995, los hablantes de otomí mayores de cinco
años sumaban 283.263 individuos, lo que representa una pérdida de 22.927
hablantes en comparación con el Censo de Población y Vivienda de 1980, cuando se registraron 306.190 hablantes
de lenguas otomíes.3
Variantes
El otomí es, en realidad, un complejo de lenguas, cuyo
número varía de acuerdo con las fuentes consultadas. De acuerdo con el Ethnologue del Instituto Lingüístico de Verano, y con
el Catálogo de lenguas indígenas del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI)
de México, son nueve las variedades de otomí, pero se desconoce el rigor de la
metodología seguida para concluir con este dato.4 David Charles
Wright Carr propone que son cuatro las lenguas otomíes, aunque en su
libro, Yolanda Lastra (2001)
presenta datos de muchas más variantes y en realidad el tema no está resuelto
todavía. Para ello se necesita de un proyecto dialectológico serio para
determinar cuántas variantes se hablan. Variedades más habladas son: otomí de
la Sierra o yühü en Hidalgo, Puebla, Veracruz, otomí de Texcatepec en Veracruz de Ignacio de la Llave, otomí del
Valle del Mezquital o hñähñu en el Hidalgo, otomí de
Tulancingo también en Hidalgo, otomí del Estado de México o ñätho en
el Estado de México,
y otomí de Querétaro y Guanajuato enQuerétaro Arteaga,
que es muy probable que sean dos variantes, la de Santiago Mexquititlán
o hñäñho y la de San Ildefonso Tultepec o hñöñhö. También se
hablan lenguas otomíes en menor medida en Guanajuato, relacionado
con el de Querétaro, otomí occidental en Michoacán, relacionado con
alguna variante del Estado de México, y otras en peligro de extinción como el
otomí de Tlaxcala en Tlaxcala o yühü,
y el otomí de Tilapa y Acazulco en el Estado de México o ñühü. En el
idioma otomí existen 3 variantes principales, que son las del estado de
Querétaro, Hidalgo y Toluca; ejemplos: persona = jōì´i (Qro.), persona = jä´i
(Hgo.) y persona = khöikal
Extensión actual del otomí a principios del siglo XXI.
Todas las variantes modernas de otomí son el resultado de
la evolución histórica del proto-otomí, lengua no
directamente testimoniada, y sólo accesible como resultado de reconstrucción
lingüística a partir de las variedades modernas. Las variedades
modernas descritas son las siguientes:
Número aproximado de hablantes de todas las variedades:
~212,000
|
||||
Variante
|
Lugar
|
Autoglotónimo
|
Código
ISO |
Número de hablantes
|
Otomí de las tierras altas
|
Hidalgo, Puebla, Veracruz
|
Yųhų5 / Yũhũ
|
otm
|
20 000
|
Otomí de Mezquital
|
Valle del Mezquital (Hidalgo),
y 100 en Carolina del Norte,
230 en Oklahoma y 270
en Texas EUA
|
Hñahñu6
|
ote
|
100 000
|
Otomí del Estado de México
|
N. Estado de México: San Felipe Santiago
|
Hñatho, Hñotho7
|
ots
|
10 000
|
Otomí de Tlaxcala
|
Tlaxcala: San Juan Bautista Ixtenco
|
Yųhmų8 / Yũhmũ
|
otz
|
736
|
Otomí de Texcatepec
|
NW. Veracruz: Texcatepec,
Ayotuxtla, Zontecomatlán Municipio: Hueytepec, Amajac, Tzicatlán.
|
Ñųhų9 / Ñũhũ
|
otx
|
12 000
|
Otomí de Querétaro
|
Querétaro:
Amealco Municipio: towns of San Ildefonso, Santiago Mexquititlán; Acambay
Municipio; Tolimán Municipio. Y algunos más en Guanajuato.
|
Hñohño, Ñañhų/Ñañhũ, Hñąñho/Hñãañho, Ñǫthǫ10 /Ñõthõ*
|
otq
|
33 000
|
Otomí de Tenango
|
Hidalgo, Puebla: San Nicolás Tenango
|
Ñųhų11 / Ñũhũ
|
otn
|
10 000
|
Otomí de Tilapa
|
Pueblo de Santiago Tilapa entre México, D. F. y Toluca,Estado de México
|
Ñųhų12 / Ñũhũ
|
otl
|
100
|
Otomí de Temoaya
|
Temoaya Municipio, Estado de México
|
Ñatho13
|
ott
|
37 000
|
Situación actual de la lengua[
La población hablante de las lenguas otomíes ha
disminuido en los últimos años. En cierta forma, esta reducción de los
hablantes de otomí se debe a la migración desde las comunidades de origen y ua
la urbanización de
su territorio étnico, que les impone la necesidad de convivir con una población
exclusivamente hispanófona en
su mayoría. La contracción de la comunidad lingüística otomí también es
resultado de los procesos de castellanización a
que han sido sometidos todos los pueblos
indígenas de México. La castellanización de los indígenas en México se ha
entendido por mucho tiempo como un proceso sustractivo, es decir, que implica
la renuncia al uso de la lengua materna para poder obtener competencia
lingüística en la lengua española.14 La
castellanización de los indígenas se presentó
como una alternativa para integrar a los indígenas a la
cultura nacional mexicana y para mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo,
los programas de educación indígena en lengua española han
sido desacreditados por los críticos porque implican, por una parte, la pérdida
de la lengua nativa y, por otro lado, no han servido para mejorar la calidad de
vida de las comunidades indígenas.15
Presencia en los medios
No existen medios escritos en otomí, como periódicos o revistas
con una periodicidad apreciable, salvo comunicaciones esporádicas, programas y
libros de escasa tirada. LaSecretaría de Educación Pública mexicana,
a través de la Comisión Nacional de Libros Gratuitos,
publica libros en varios dialectos otomíes para la enseñanza primaria[3]. No hay presencia del
otomí en las televisiones locales, pero sí en las emisoras de radio de
la CDI XETUMI-AM [4], que transmite desde
Tuxpan, Michoacán y
XECARH-AM con sede en Cardonal (municipio), Estado de Hidalgo.
Descripción lingüística[
Clasificación[
Las lenguas otomíes forman parte de la oto-pame de la familia lingüística otomangueana;
también llamadas "lenguas otomangues", que es una de las más antiguas
y diversas del área mesoamericana. De entre
las más de cien lenguas otomangueanas que sobreviven en la actualidad, las
lenguas otomíes tienen su pariente más cercano en el idioma mazahua, también
hablado en el noroeste y el poniente del estado de México.
Algunos análisis glotocronológicos aplicados a las lenguas otomíes señalan que
el otomí se separó del idioma mazahua alrededor
del siglo VIII de la era
cristiana. Desde entonces, el otomí se ha fragmentado en las lenguas que se
conocen actualmente.16
Los parientes actuales más cercanos del idioma otomí son
el mazahua,
el matlatzinca y
el tlahuica.
Estas lenguas forman el grupo otomiano de la rama otopame de la familialingüística otomangueana.
Los hablantes otomíes se movieron tras la conquista hacia
tierras marginales que otros indios habían abandonado y que los españoles
habían ignorado. Las fuentes etnohistóricas nos dicen que la lengua otomí fue
hablada en el Estado de Jalisco en
el siglo XVI, aunque al no
quedar datos lingüísticos de esa fecha en esa región, no podemos saber si el
otomí era tal y como ahora lo conocemos.
Fonología
El otomí es una lengua tonal, todas las
variantes presentan al menos tres tonos generalizados
(bajo, alto, ascendente) que pueden variar según el dialecto. Por ejemplo el
otomí de la Sierra parece tener cuatro tonos, agregando a los anteriores un
tono descendente. El repertorio de fonemas consonánticos es
medio-bajo, con unos 19 fonemas(dependiendo
este número de la variante). Algunas variantes, como la del valle del
Mezquital, no tienen [s] teniendo en su lugar [θ]. El número de vocales, por el
contrario, puede llegar a 14, con oposiciones abiertas-cerradas y
nasales-orales pero no de cantidad vocálica. Para el proto-otomí el número
de consonantes parece haber sido de 16 y el número de vocales de 14.
Las variantes de otomí difieren ligerísimamente en sus
inventarios fonológicos y en los detalles fonéticos, por ejemplo, en la
variante del Valle de Mezquital (Hñähñu) el inventario consonántico viene dado
por:
Bilabial
|
Alveolar
|
Palatal
|
Velar
|
Glotal
|
||||
Nasal
|
m
|
n
|
||||||
Oclusiva
|
p
|
b
|
t
|
d
|
k
|
g
|
ʔ
|
|
Fricativa
|
ɸ
|
θ
|
ʃ
|
x
|
h
|
|||
Africada
|
ʦ
|
ʣ
|
||||||
Líquida
|
ɾ
|
|||||||
Aproximante
|
j
|
w
|
||||||
Además en otomí los fonemas alveolares /t, d; ʦ, ʣ/ presentan
alófonos prenasalizados [ⁿt, ⁿd; ⁿʦ, ⁿʣ] cuando a la palabra se le añade un
prefijo.17
En la variante de San Andrés Cuexocontitlan (Otomí de
Temoaya, estado de México)
el inventario es ligeramente diferente:18
Bilabial
|
Alveolar
|
Palatal
|
Velar
|
Glotal
|
|||||
Nasal
|
m
|
n
|
ñ
|
||||||
Oclusiva
|
p
|
b
|
t
|
d
|
k
|
g
|
ʔ
|
||
Fricativa
|
ɸ
|
s
|
z
|
ʃ
|
ʒ
|
x
|
h
|
||
Africada
|
ʦ
|
ʧ
|
|||||||
Líquida
|
l, ɾ
|
||||||||
Aproximante
|
j
|
w
|
|||||||
En esta variante /ʦ/ tiene alófonos sordos y sonoros ([ʦ, ʣ])
dependiendo de la posición, pero esa diferencia no representa un contraste
fonológico real. De la misma manera los fonemas /b, d, g/ tienen tanto alófonos
oclusivos [b, d, g] tras nasal, tienen alófonos fricativos [β, ð, ɣ], y /ñ/
puede tener a [n] como alófono ante /i/.
En cuanto al inventario de consonantes, la variante del
Valle de Mezquital posee las siguientes vocales:
Vocal oral
|
Vocal nasal
|
|||||
Anterior
|
Central
|
Posterior
|
Anterior
|
Central
|
Posterior
|
|
Cerrada
|
i
|
ʉ
|
u
|
ĩ
|
ũ
|
|
Semicerrada
|
e
|
ø
|
õ
|
|||
Media
|
ɛ
|
ɔ
|
ɛ̃
|
|||
Abierta
|
ɑ
|
ɑ̃
|
La variante de Cuexcontitlán posee las siguientes
vocales:19
Vocal Oral
|
Vocal Nasal
|
|||||
Anterior
|
Central
|
Posterior
|
Anterior
|
Central
|
Posterior
|
|
Cerrada
|
i
|
ɨ
|
u
|
ĩ
|
ũ
|
|
Media
|
e
|
ə
|
o
|
|||
Abierta
|
ɛ
|
ɑ
|
ɔ
|
ɑ̃
|
Cambios fonéticos[editar]
Existe una gran cantidad de cambios fonéticos que sólo se
dan en algunas variantes y no en otras, lo cual permite dividir el dominio
otomí en regiones. J. Soustelle (1937) clasifica las variantes de otomí en 6
grupos (I, II, III, IV, V y VI). Más recientemente Y. Lastra encuentra
recurrentemente una división entre el norte frente al sur y este. Esto coincide
con los registros históricos gracias a los cuales se sabe que Guanajuato y
Querétaro se poblaron desde Jilotepec. Tal vez esto sea reflejo de una época
prehispánica en la que podrían haber existido un área dialectal meridional cuyo
núcleo estaría en el valle de Toluca y otra septentrional centrada en la región
de Tula. Parece que la zona más conservadora es la zona este, seguida del área
de Acazulco y Tilapa20 Entre los cambios
más frecuentes tenemos:
El área norte y central ha sonorizado algunas oclusivas
que se conservan como sordas en el sur y el este, en el resto del
dominio *t- > d-. En Tilapa y Acazulco, así como algunos
hablanes de Santa Ana, usan todavía /t-/ para lo que la mayoría de dialectos es
/d/ en la palbra /déhé/ 'agua' y /dɔ ~ da/ 'ojo'.
La secuencia *mp evolucionó es
actualmente mb en el este y ʔm en la mayor parte del dominio, la
secuencia de cambios habría sido /mp/ > /mb/ > /ʔm/.
Ortografía[
La ortografía del otomí
está estandarizada y la emplean muchas personas. No obstante, debido a la poca
formación en la escritura de los hablantes nativos y a que las convenciones
difieren en cuanto a área dialectal, muchos hablantes tienen la impresión de
que el otomí no se escribe de forma convencional y alguno de ellos da versiones
personales e idiosincrásicas. La principal dificultad radica en la expresión
del tono, que algunas variedades representan con tildes de diferente valor (como el vietnamita o la
grafía pinyin para el chino), macrones sobre o bajo
la vocal o con números en superíndice. Una notación común para el tono
ejemplificado con la vocal a es:
tono alto á (tilde aguda)
tono bajo a (ninguna señal adicional)
tono ascendente ǎ (circunflejo invertido)
La nasalización de las vocales también interfiere en la
representación del tono como tilde, algunos autores emplean para la
vocal a el signo ã más las tildes anteriores, y otros usan
para las nasales la notación americanista ą que
permite añadir en la parte superior el tono mediante algún tipo de tilde.
Gramática[editar]
Desde el punto de vista sintáctico el otomí suele colocar
el núcleo sintáctico en
posición inicial, por lo que presenta orden sintáctico VSO (y
frecuentemente también SVO), usa
preposiciones (a diferencia de las lenguas utoaztecas de México que usan postposiciones) y usa en
mayor medida prefijos que sufijos. Morfológicamente es una lengua flexivafusionante, tanto la
flexión verbal como la nominal se realizan preferentemente mediante prefijos
(en el verbo además existen sufijos o enclíticos que concuerdan con el objeto).
Anuncio de bienvenida a Ixmiquilpan (Hidalgo),
con una leyenda en otomí que dice Hogä ehe
Nts'utk'ani ("Bienvenidos a Ixmiquilpan"). En el Valle del Mezquital —del
que Ixmiquilpan es una de las poblaciones más importante— viven una gran parte
de los hablantes de otomí en la actualidad.
Artículo principal: Idioma otomí
Las lenguas otomíes forman parte de la familia lingüística otomangueana,
una de las más antiguas y diversas del área mesoamericana. De entre las más de
cien lenguas otomangueanas que sobreviven en la actualidad, las lenguas otomíes
tienen su pariente más cercano en el idioma mazahua, también hablado en el
noroeste y el poniente del estado de México. Algunos análisis glotocronológicos
aplicados a las lenguas otomíes señalan que el otomí se separó del idioma mazahuaalrededor
del siglo VIII de la era
cristiana. Desde entonces, el otomí se fragmentó en las lenguas que se conocen
actualmente.28
La lengua nativa de los otomíes es el idioma otomí. En realidad,
se trata de un complejo de lenguas, cuyo número varía de acuerdo con las
fuentes consultadas. De acuerdo con el Ethnologue del Instituto Lingüístico de Verano, y con
el Catálogo de lenguas indígenas del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali)
de México, son nueve las variedades de otomí.29 David Charles
Wright Carr propone que son cuatro las lenguas otomíes. De acuerdo con la
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México (CDI),
sólo el 50,6% de la población otomí habla la lengua nativa de este grupo. En el
año 1995, esta proporción correspondía a un total de 327.319 hablantes de las
lenguas otomíes en toda la República Mexicana.30 El cálculo
anterior corresponde a un cálculo de la CDI en el que se pretende incluir a los
menores de cinco años que hablan otomí, que en los conteos de población
mexicanos no son contemplados. De acuerdo con el I Conteo de Población de 1995,
los hablantes de otomí mayores de cinco años sumaban 283.263 individuos, lo que
representa una pérdida de 22.927 hablantes en comparación con el Censo de
Población y Vivienda de 1980, cuando se registraron 306.190 hablantes de
lenguas otomíes.31
La población hablante de las lenguas otomíes ha
disminuido en los últimos años. En cierta forma, esta reducción de los
hablantes de otomí se debe a la migración desde las comunidades de origen y a
la urbanización de su territorio étnico, que les impone la necesidad de
convivir con una población exclusivamente hispanófona en su
mayoría. La contracción de la comunidad lingüística otomí también es resultado
de los procesos de castellanización a
que han sido sometidos todos los pueblos indígenas de México. La
castellanización de los indígenas en México se ha entendido por mucho tiempo
como un proceso sustractivo, es decir, que implica la renuncia al uso de la
lengua materna para poder obtener competencia
lingüística en la lengua española. La castellanización de los
indígenas se presentó como una alternativa para integrar a los indígenas a la
cultura nacional mexicana y para mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo,
los programas de educación indígena en lengua española han sido desacreditados
por los críticos porque implican, por una parte, la pérdida de la lengua nativa
y, por otro lado, no han servido para mejorar la calidad de vida de las
comunidades indígenas.
La bandera del pueblo nhäñhu.
La bandera otomí surge como un símbolo de unión e
identidad con todos los nhäñhu, buscando al mismo tiempo la organización y
lucha de los pueblos contra las nuevas formas de dominio y explotación que
agreden constantemente a las comunidades indígenas y en general a toda la
cultura. en Temoaya, municipio del estado de México, en diciembre de 2013
surgió la bandera como símbolo de la nación otomí.
La zona central de México es el lugar en donde se
asentaron los otomíes. En la actualidad se encuentran en los estados de México,
Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Puebla y Veracruz.
Los otomíes son considerados el pueblo original de las tierras altas de México. Los hallazgos arqueológicos indican que se asentaron cerca del año 8.000 a.C.
Este pueblo presentó una gran división en cuanto al uso de la lengua. De este modo, en la zona del Altiplano Central se habla la vertiente oto Pame (a esta rama pertenecen, mazahuas,chichimecas, pames, matlatzincas y tlahuicas) mientras que el resto utiliza el tlapaneco mangueada.
Cada grupo de otomíes presenta un propio vocablo para autodenominarse: hñahñu en el valle Mezquital, ñatho en Toluca, ñ’yuhu en la Sierra Norte de pueblo y ñañho en Mezquititlán.
Los otomíes son considerados el pueblo original de las tierras altas de México. Los hallazgos arqueológicos indican que se asentaron cerca del año 8.000 a.C.
Este pueblo presentó una gran división en cuanto al uso de la lengua. De este modo, en la zona del Altiplano Central se habla la vertiente oto Pame (a esta rama pertenecen, mazahuas,chichimecas, pames, matlatzincas y tlahuicas) mientras que el resto utiliza el tlapaneco mangueada.
Cada grupo de otomíes presenta un propio vocablo para autodenominarse: hñahñu en el valle Mezquital, ñatho en Toluca, ñ’yuhu en la Sierra Norte de pueblo y ñañho en Mezquititlán.
Origen de la palabra otomí

En la historia de México es común que se conozcan a los diversos pueblos no cómo estos se autodenominan/autodenominaron sino por el vocablo utilizado por pueblos más poderosos para referirse a ellos.
El término otomí desciende del náhuatl y significa “quien camina con flechas” o “flechador de pájaros”.
UBICACIÓN
GEOGRÁFICA
|
Se asentaron en la región central desde
principios del siglo XVI. Actualmente se localizan en una gran porción del
territorio estatal, también se les encuentra en el Valle de México o en el
Valle de Toluca; sin embargo, su mayor concentración se tiene en el
centro-norte de la entidad, hasta los límites con los estados de Hidalgo y
Querétaro, la excepción es el municipio de Amanalco, localizado hacia el sur
del Estado.
El pueblo Otomí o Hñähñu es el segundo
en el Estado por el tamaño de su población, al contar en el 2000 con 86,006
personas que declararon hablar la lengua; de éstos 40,750 fueron hombres y
45,256 mujeres.
De los municipios donde se asienta el
pueblo Otomí, siete son de alta marginación: Aculco, Acambay, Chapa de Mota,
Villa del Carbón, Morelos, Temoaya y Amanalco. Cinco son de marginación media:
Jilotepec, Soyaniquilpan, Timilpan, Jiquipilco y Otzolotepec. Seis son de baja
marginación: Xonacatlán, Zinacantepec, Lerma, Ocoyoacac, Tianguistenco y
Capulhuác; y dos son de muy baja marginación: Toluca y Metepec.
SERVICIOS CON QUE
CUENTA EL PUEBLO OTOMÍ
|
En materia de educación, la población
Otomí también se enfrenta a dificultades para concluir la educación primaria y
la secundaria,–cuyo origen se debe a causas de carácter social y económico– lo
cual reduce el número de jóvenes que continúan sus estudios en los otros
niveles educativos posteriores.
Los asentamientos humanos del pueblo
Otomí, al igual que los mazahuas, se presentan de manera semidispersa, lo que
dificulta su acceso a los servicios públicos, por lo costoso de su
introducción, razón por la cual existen graves deficiencias en agua, drenaje,
electrificación y servicios de salud.
En el año 2000 de las 404 comunidades
con 10 y más hablantes de lengua Otomí, 13 registraron hasta un 100% en déficit
de drenaje, 11 en agua entubada y 3 en energía eléctrica, sin embargo, la gran
mayoría de ellas necesitan ampliación, mantenimiento y/o rehabilitación de
estos servicios.
El vestido de la mujer Otomí,
consiste en un chincuete o “enredo” de lana muy amplio y largo de color azul
marino o negro, con líneas verdes, anaranjadas y amarillas; y una blusa de
popelina de color blanco, manga corta con bordados en motivos florales,
faunísticos o geométricos, o bien una combinación de ellos. Es característico
de la indumentaria Otomí el uso del quexquémetl, que puede ser de algodón, lana
o artisela en varios colores.
En la organización social del pueblo
Otomí se han conservado formas y autoridades tradicionales, que le han
permitido conservar la unidad social de sus comunidades y también preservar su
identidad cultural. En los aspectos religiosos destacan los cargos de
mayordomos, fiscales, cargueros, topiles, rezanderos y cantores, entre otros,
que tienen una gran importancia en la vida cotidiana de cada comunidad.
Si bien la religión está influida por
el catolicismo, subsiste en algunas localidades, sobre todo en las más
aisladas, un sustrato más tradicional particularmente en lo que se refiere al
culto a los muertos; la creencia en el nagualismo; y la causalidad de las
enfermedades y su curación.
En los otomíes el matrimonio fue de
carácter endogámico, concertado entre los padres de los contrayentes, a través
del patrón de petición de la novia y entrega de regalos a su familia hasta
lograr su consentimiento. En la actualidad, las más de las veces, el matrimonio
se da por elección propia y cuando ocurre dentro de la localidad, el novio
suele prestar su servicio prematrimonial en la casa de los padres de su futura
esposa.
En el ámbito cultural, la familia, la
música, la danza, la tradición oral, el sistema de cargos para la organización
de las principales festividades religiosas de la comunidad, el rito, el culto
religioso, y más recientemente a través de su Centro Ceremonial Otomí han sido
elementos fundamentales para la expresión, conservación y preservación de la identidad
y personalidad de este pueblo indígena del Estado, poseedor de un amplio
patrimonio cultural e histórico
VESTIMENTA
– CULTURA OTOMIE
.
En la Vestimenta de las Mujeres Otomíes, llevan una falda
de lana o chicuete el color depende de la región como esel color negro,guinda o
azul, usan una blusa hecha de manta con bordados que se distingue por un cuello
alto.
El Quechqumitl de lana antiguo no estaba bordado y el uso
de los sombreros de palma se utilizado en ciertas poblaciones otomiesen la
región del norte del estado de México es donde se ve su uso y principalmente en
las mujeres.
La Vestimenta en los Hombres han cambiado por
ropa que venden en sus localidades y a veces los hombres viejos
y jóvenes usanuna camisa hecha de manta bordada con que participan en
fiestas y danza, el bordado de la camisa se hallan en la celda, los lados del
pecho y en los puños de las mangas.
En Temporada de frió los hombres usan los gabanes, en
donde se puede apreciar colores y dibujos muy variados,como los colores blanco
y azul en la antiguedad en los gabanes.
Chincuete o enredo de lana o de manta, amplio y largo, a
manera de falda, de color blanco, azul, amarillo, negro, con líneas verdes,
anaranjadas y amarillas; y una blusa de manta o de popelina de color blanco, de
manga corta, con bordados de flores
Tradicional de las mujeres otomís en el estado de México.
Toda la ropa es decorada con adornos florales. Es característico el uso del
quexquémetl, de algodón o lana en varios colores
ACTIVIDAD
ECONÓMICA
El cultivo del maíz es la principal actividad económica
Crian vacas, cerdos, ovejas y caballos Especies menores
como pollos y conejos para autoconsumo o para la venta
Se dedican a la producción y comercialización de
artesanías y productos útiles para el trabajo doméstico
La actividad agrícola, particularmente el cultivo de maíz, constituye la principal actividad económica de los Otomíes; quienes, además, crían ovejas, cerdos, vacas, caballos y especies menores como pollos y conejos, entre otros, ya sea para autoconsumo o para la venta, sin que ello les genere ingresos económicos suficientes. En diversos municipios los Otomíes se dedican también a la producción y comercialización de artesanías y otros productos útiles para el trabajo doméstico.
En las temporadas "libres" del ciclo agrícola, los hombres y mujeres Otomíes emigran hacia las zonas metropolitanas de las ciudades de Toluca y México, con objeto de emplearse en el sector secundario o terciario de la economía a fin de complementar sus ingresos. Las mujeres generalmente se emplean como trabajadoras domésticas.




OTRAS
COSAS
Los molcajetes y metates de piedra negra se elaboran en
San Pedro de los Metates, municipio de Acambay. Desde los años ancestrales se
viene impulsando la producción de artesanías
En Otzolotepec se producen fajas, manteles y servilletas
tejidas a mano, Tapetes de lana, los cuales son fabricados por las mujeres otomíes
del municipio de Temoaya. En la comunidad de Pueblo Nuevo, del mismo municipio,
se hacen bolsas de paja de trigo, sombreros, canastas y sillas de tule. En
Xonacatlán sobresalen los textiles elaborados en telares de cintura. En algunas
localidades de Toluca se hacen piezas de alfarería y ayates de fibra de maguey


ALIMENTOS
Mango, naranja, lima, limón, ciruelo, mamey,
uva…Gallinas, patos, palomas, cerdo…camarón, carpas, mojarras
TRADICIONES
Persisten ciertas costumbres que hablan del espíritu tradicional
de la población. Son prácticas que afloran en momentos cruciales de la vida, en
los usos cotidianos o en los festejos. Entre los grupos otomíes, se conservan
con gran fuerza las costumbres relacionadas con el "moshte" (ayuda
durante la época de cosechas, algún festejo familiar, o un velorio), el trueque
y la celebración del "día de muertos".
Día de muertos.- Se celebra con la preparación de un
altar con ofrendas para esperar la visita de las almas de los


FIESTAS
Las principales fiestas están relacionadas con el
calendario litúrgico y las conmemoraciones cívicas como el 5 de mayo, 16 de
septiembre y 20 de noviembre, que en general incluyen vistosos desfiles. Las
festividades de mayor tradición pertenecen al culto católico. La fiesta más
importante se celebra el 25 de julio en honor al "Señor Santiago".
Casi todas las comunidades del municipio celebran su fiesta titular en medio de
prácticas religiosas y profanas que incluyen música, flores, incienso, danzas,
ofrendas, velas, portadas florales para los templos, cohetes, globos
aerostáticos, fuegos artificiales, procesiones, juegos mecánicos, comercio
ambulante y baile de feria.
Jiquipilco el Viejo celebra a Santiago Apóstol el martes
siguiente a la fiesta de la cabecera. En San José Las Lomas hay peleas de
gallos el 19 de marzo. Otras fiestas importantes son la de Nuestro Padre Jesús
(tercer domingo de enero), la Semana Santa, la Santa Cruz, los Fieles Difuntos,
la Virgen de Guadalupe, Navidad y Año Nuevo.


MÚSICA
Existen algunas piezas musicales de tradición otomí con
riesgo de desaparecer, a saber: Chimarecú, Naki ma Tosho Njú y Rosa María,
Chicashti Deni. En otros tiempos durante los casamientos se bailaba el
Chimarecú al final de la fiesta para despedir a los compadres.